lunes, 16 de abril de 2007

El profesorado de la UPF, a examen


La época de nervios causada por los exámenes, donde en ellos se debe transmitir todos los conocimientos del trimestre, han acabado. El alumnado ha tenido que esperar tres semanas para conocer las calificaciones de los profesores, algo que ya sucediera en el primer tercio del curso. El estudiante, desde el momento que pisa la universidad tiene como función adaptar los conocimientos que se imparten en las clases y de ellos se espera que sepan trasladarlos a los exámenes. Pero como cualquier otro cargo u ocupación, el estudiante también tiene sus derechos, y uno de ellos es el de analizar el trabajo de sus tutores cuando éstos evalúan sus conocimientos.
Pues bien, nosotros, los estudiantes, ya conocemos los resultados de nuestro trabajo durante estos últimos tres meses. La sensación general es que no se ha hecho justícia en la relación de esfuerzos/conocimientos del estudiante y el veredicto del profesorado. En algunos casos, los propios académicos no delimitan adecuadamente el método a seguir para más tarde evaluar de forma justa el trabajo de sus alumnos. Esto hace que, a modo de ejemplo, un alumno que no haya dado pié con bola pueda sacar más nota gracias al trabajo real de sus compañeros de grupo que otra persona que se haya esforzado muchísimo más en otro. O bien, que se suspenda a un alumno por un defecto informático, y que, por lo tanto, se le relegue sin más a la convocatoria de recuperación de septiembre, sin tener en cuenta su evolución académica.
Pero mención aparte merece una asignatura optativa que muchos de nosotros elegimos por error. Esta vez, no me esconderé de decir de qué asignatura se trata. La manzana de la discordia ha sido la asignatura de Periodismo deportivo. Aproximadamente unas 10 personás, si no son más, cuando abrieron su expediente se quedaron con la boca abierta al ver que en la pantalla de sus ordenadores aparecía un "no presentado" como calificación. Evidentemente, estos alumnos acudieron al despacho del profesor, Jaume Comellas, que también imparte periodismo desde la vertiente cultural. Al ser preguntado sobre el por qué de esta valoración el tutor añadió que se debía a que no habían presentado ninguno de los dos trabajos exigidos en la asignatura. Craso error. Los alumnos cumplieron con lo que se les pedía, y de largo. Lo que se debe achacar al profesor es la responsabilidad que tiene por haber perdido el folio o agenda donde realizaba sus anotaciones y gestionaba el funcionamiento de la clase y la evaluación del alumnado. O simplemente, por olvidarse del trabajo de sus estudiantes. A nivel personal, me sentí decepcionado con los resultados que obtuve en esta asignatura porque estoy convencido, como seguramente sentirán muchos de mis compañeros, de que merecía una nota más acorde a mis conocimientos o reflexiones en este campo. Además, tal y como he dicho anteriormente, esta era una asignatura OPTATIVA; es decir, que se elegía voluntariamente. Este factor también debería tomarse en cuenta, puesto que, seguramente, si los estudiantes hubiéramos sido informados en un principio de lo que iba a ser esta asignatura, no la hubiéramos escogido. No había visto nunca nada igual, tan espantoso a este nivel. Lamentable.
No estaría de más que se hiciera un estudio no sólo de sus estudiantes (por otra parte, obligatorio), sino también de un sector del profesorado, deficiente en la evaluación de sus "pupilos".

3 comentarios:

Oliver F. Domínguez dijo...

terrible, que se olviden de nosotros y/o nuestro trabajo los que nos ponen la nota es algo nunca visto.

Guillermo dijo...

El profesorado es lamentable, y el tiempo que tardan en dar las notas es escandaloso. Más humildad y profesionalidad y menos humos y aires de grandeza y de estrellas mediáticas en algunos casos.

Guillem Amer Mulet dijo...

Amb això es veu que la qualitat i prestigi que es relacionen amb la Pompeu són una farsa, pur màrqueting creat per la mateixa universitat.