El Milán y el Liverpool reeditarán la final de la Champions League de hace dos años después de superar a Manchester United y Chelsea respectivamente.
El conjunto “rossonero” fue uno de los equipos implicados en el escándalo del verano pasado más conocido como el “Moggigate”, llamado así por la implicación del director general de la Juventus, Luciano Moggi, en las escuchas en las que decidía la designación de los colegiados en los partidos que jugara su equipo.
Tras descubrir estas infracciones en un equipo con tanta historia como el “juventino”, se inició una investigación que afectaba a todos los equipos de la primera división italiana e incluso a los de la serie B. El resultado fue que en el Milán tampoco no era oro todo lo que relucía.
Durante el pasado verano, estos equipos fueron la “comidilla” de toda tertulia de los aficionados al fútbol, y, ante las medidas tomadas contra la Juventus, se esperaba que se le aplicara el mismo cuento al equipo lombardo. Sin embargo, eso no sucedió.
El conjunto de Turín fue justamente condenado; un año en la segunda división italiana y una penalización de 15 puntos menos. Se preveía que el Milán también iba a recibir otro castigo ejemplar. En un primer momento se dijo que los de Carlo Ancelotti recibirían la misma sanción que el equipo por aquel entonces entrenado por Fabio Capello, alejándolo de la máxima competición europea, aunque manteniéndolo en la división de honor.
Pero luego, esta diferencia se vio recortada a 8 puntos y la UEFA, con el informe de la Federación Italiana en mano, le levantó el veto en la competición continental. En la actualidad, los milaneses no tienen posibilidad alguna de ganar el “scudetto” en detrimento del otro equipo de la ciudad, el Internazionale. Aún y así, lo que ya ha perdido en el torneo doméstico puede conquistarlo en Europa.
Son en estos momentos cuando cabe preguntarse sobre la importancia que tuvo la decisión de la UEFA de permitir que un equipo que incumple la normativa de “fair play” de esta forma participara en Champions. No es de justicia que dos equipos a los que se denuncia una conducta antideportiva tan escalofriante posean un “status” tan diferenciado. Unos peleando por subir de categoría y otros por ser campeones del cetro europeo. Sin duda, una incoherencia de campeonato. Un despropósito que destapa los males del concepto justiciero en el seno de lo que debería ser una institución deportiva seria y competente, la UEFA.
El conjunto “rossonero” fue uno de los equipos implicados en el escándalo del verano pasado más conocido como el “Moggigate”, llamado así por la implicación del director general de la Juventus, Luciano Moggi, en las escuchas en las que decidía la designación de los colegiados en los partidos que jugara su equipo.
Tras descubrir estas infracciones en un equipo con tanta historia como el “juventino”, se inició una investigación que afectaba a todos los equipos de la primera división italiana e incluso a los de la serie B. El resultado fue que en el Milán tampoco no era oro todo lo que relucía.
Durante el pasado verano, estos equipos fueron la “comidilla” de toda tertulia de los aficionados al fútbol, y, ante las medidas tomadas contra la Juventus, se esperaba que se le aplicara el mismo cuento al equipo lombardo. Sin embargo, eso no sucedió.
El conjunto de Turín fue justamente condenado; un año en la segunda división italiana y una penalización de 15 puntos menos. Se preveía que el Milán también iba a recibir otro castigo ejemplar. En un primer momento se dijo que los de Carlo Ancelotti recibirían la misma sanción que el equipo por aquel entonces entrenado por Fabio Capello, alejándolo de la máxima competición europea, aunque manteniéndolo en la división de honor.
Pero luego, esta diferencia se vio recortada a 8 puntos y la UEFA, con el informe de la Federación Italiana en mano, le levantó el veto en la competición continental. En la actualidad, los milaneses no tienen posibilidad alguna de ganar el “scudetto” en detrimento del otro equipo de la ciudad, el Internazionale. Aún y así, lo que ya ha perdido en el torneo doméstico puede conquistarlo en Europa.
Son en estos momentos cuando cabe preguntarse sobre la importancia que tuvo la decisión de la UEFA de permitir que un equipo que incumple la normativa de “fair play” de esta forma participara en Champions. No es de justicia que dos equipos a los que se denuncia una conducta antideportiva tan escalofriante posean un “status” tan diferenciado. Unos peleando por subir de categoría y otros por ser campeones del cetro europeo. Sin duda, una incoherencia de campeonato. Un despropósito que destapa los males del concepto justiciero en el seno de lo que debería ser una institución deportiva seria y competente, la UEFA.
5 comentarios:
Resulta que el president del Milà és un tal Silvio Berlusconi (ex-president d'Italia, conectat amb la màfia, un dels italians més rics, amo de varies televisions,...)
Totalmente de acuerdo contigo Fidi. Me parece lamentable que el Milan pueda ser campeón de Europa, cuando no debería ni haber participado en la Champios.
Farsa, Farsa!!!
X un campeonato a la fidelina...!
La liga italiana hace tiempo que ha perdido calidad y credibilidad. Son todos unos mafiosos. Lamentable..
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